Después de estos 6 años como madre bloguera, de haber visto y leído infinidad de posts, artículos, libros, algunos bastante buenos, otros de enmarcar y pocos, muy pocos de dudosa calidad, he llegado a la conclusión que la inspiración que da la maternidad y en particular el puerperio, no tienen paragón. Y hablo del puerperio real, no el de 40 días que han decidido estandarizar aquellos que han olvidado que en cuestiones de hormonas, todos somos diferentes; hablo de ese puerperio cuya duración es definida sólo por el bebé y su madre, y que en mi caso particular llegó a durar más de 9 meses. El material que circula por las redes, producido por madres puerpéricas, conectadas, emborrachadas de oxitocina, es de poner los pelos de punta al mas estoico del mundo.
También me he dado cuenta que, en la medida en que van creciendo los críos, y se va perdiendo ese contacto intimo, se crean espacios ajenos y diversos, se gana independencia el uno del otro, se aletargan las hormonas, se va perdiendo también ese toque mágico de las palabras embebidas de amor maternal, que emanan oxitocina y huelen a bebé. Lo veo en mi, lo veo en mis compañeras blogueras que han abandonado sus blogs o los han evolucionado hacia otros derroteros.
Disfrutad de ello quienes aún tenéis bebés, o niños pequeños con olor a leche materna (o artificial), con olor a cansancio, a amor extremo, a noches sin sueño, con olor a miedo y nostalgia, a sorpresa y deslumbramiento.
Dejad que esos olores invadan vuestra memoria, vuestro días, vuestros espacios… dejadlos estar y consentidlos, gozadlos como se goza el último trozo de tarta de chocolate o los últimos baños del verano… e intentad que queden impresos en vuestra memoria.
Aprovechad ese olor a oxitocina pura para verter vuestras emociones en forma de palabras, o de voces, o de puntos de cruz… aprovechad y dejad fluir ese genio creativo, regalo de la naturaleza que sólo las mujeres tenemos a bien poder disfrutar, y haced de ello un refugio de nostalgia para cuando el tiempo aceche y ya no quede nada más de ese olor, y de ese poderío. Dejad que la creatividad que emana de la oxitocina, inunde vuestras vidas
Recordad siempre… El tiempo pasa tan rápido, que un suspiro ya es eterno.
Jolín que nostalgia, mi nena tiene 21 meses, y es cierto, pasa tan tan rápido, que me da miedo olvidarme.. Y eso que hay ciertas cosas que ya no recuerdo por más que lo intento.
Ay Helen… da una nostalgia tremenda, por eso hay que aprovechar al máximo estas etapas (y las que han de venir) porque el tiempo vuela, y en menos de lo que te das cuentas estás con un adolescente que ya marcha por la vida con a su propio ritmo.
Un abrazo
Qué gran recomendación!! Un abrazo
Me has emocionado. La vida pasa muy rápido y es cierto que no nos damos cuenta, ahora ya no tengo bebé y no podré tener más, y ese olor… es olor, cómo lo echo de menos.