Y yo mas
Hasta la coronilla, hasta el mismísimo moño, desde que
llegué a España nunca había estado tan expuesta al “Y yo más” como en los
últimos meses.
llegué a España nunca había estado tan expuesta al “Y yo más” como en los
últimos meses.
Esa actitud competitiva infantil, ese deseo desbordado de
mostrar (de demostrar) que “lo mío, es más, es mejor, es más grande, más largo,
más robusto, más inteligente, más rico, más bueno, es más exitoso, es más
original, es más cuqui, es más creativo, es más Pinterest, es más lógico, es
más profundo, es más mundano, es más gracioso, es más, es más……. tonto! ¡Eso también!
mostrar (de demostrar) que “lo mío, es más, es mejor, es más grande, más largo,
más robusto, más inteligente, más rico, más bueno, es más exitoso, es más
original, es más cuqui, es más creativo, es más Pinterest, es más lógico, es
más profundo, es más mundano, es más gracioso, es más, es más……. tonto! ¡Eso también!
De verdad que cansa, y mucho.
Estamos rodeados de “Y yo masistas” por todas partes: en el
colegio, en las redes sociales, en la política, en el fútbol, en el gimnasio y en
el autobús.
colegio, en las redes sociales, en la política, en el fútbol, en el gimnasio y en
el autobús.
Mi hijo ElMayor ayer llegó aterrado del colegio por una
pelea que se armó entre dos de sus compañeros. Todo empezó por una nota de un examen:
uno sacó un 2% más que el otro y de ahí se enzarzaron en un ir y venir de “y yo
masismos” hasta que llegaron a “quien la tiene más larga y más grande”. ElMayor me lo contaba y me preguntaba qué por qué
importaba tanto el tamaño, qué por qué les importa tanto a los otros cómo la
tienen los demás, que por qué importaba tanto sacar o no mejor nota que el otro,
qué por qué tanta competitividad entre ellos… Yo, pegada al volante y con la mirada fija en
la carretera le decía que tal vez no había respuesta a esa pregunta, que
mientras los seres humanos sigamos siendo unos inconformes con lo que somos y
tenemos, siempre estaremos comparándonos con los demás, para reafirmarnos en lo
que somos más como si eso fuera suficiente para saciar nuestras ansias de
reconocimiento externo.
pelea que se armó entre dos de sus compañeros. Todo empezó por una nota de un examen:
uno sacó un 2% más que el otro y de ahí se enzarzaron en un ir y venir de “y yo
masismos” hasta que llegaron a “quien la tiene más larga y más grande”. ElMayor me lo contaba y me preguntaba qué por qué
importaba tanto el tamaño, qué por qué les importa tanto a los otros cómo la
tienen los demás, que por qué importaba tanto sacar o no mejor nota que el otro,
qué por qué tanta competitividad entre ellos… Yo, pegada al volante y con la mirada fija en
la carretera le decía que tal vez no había respuesta a esa pregunta, que
mientras los seres humanos sigamos siendo unos inconformes con lo que somos y
tenemos, siempre estaremos comparándonos con los demás, para reafirmarnos en lo
que somos más como si eso fuera suficiente para saciar nuestras ansias de
reconocimiento externo.
El tema de la competitividad no creo que sea malo en sí,
pero el afán desmedido por demostrar al mundo entero ese “Y yo más”, esa ansia
de ser reconocido como el “Que más” por encima de los demás, nos está generando
como sociedad, más angustias y problemas de relaciones, que beneficios o
muestras de superación.
pero el afán desmedido por demostrar al mundo entero ese “Y yo más”, esa ansia
de ser reconocido como el “Que más” por encima de los demás, nos está generando
como sociedad, más angustias y problemas de relaciones, que beneficios o
muestras de superación.
Mi hijo no lo entiende, no ve la necesidad desmedida de
salir a decirle al mundo entero que es más o menos que los demás, pero empieza
a dudar de si “pasar de ese protagonismo” sea bueno o malo, porque “quien no se
vende no gana”, “quién no comunica y cuenta lo que hace, no sobresale” … y ahí
es cuando entramos nosotros como padres con nuestro ejemplo y nuestro día a día, que le decimos
que “no importa ser el mejor, sino hacer las cosas bien, a conciencia y de
forma que a ti mismo te produzcan satisfacción, eres tú a quien debes
contentar, eres tú con quien te debes sentir bien, y nunca, jamás uses tus
éxitos para pasar por encima de los demás”.
salir a decirle al mundo entero que es más o menos que los demás, pero empieza
a dudar de si “pasar de ese protagonismo” sea bueno o malo, porque “quien no se
vende no gana”, “quién no comunica y cuenta lo que hace, no sobresale” … y ahí
es cuando entramos nosotros como padres con nuestro ejemplo y nuestro día a día, que le decimos
que “no importa ser el mejor, sino hacer las cosas bien, a conciencia y de
forma que a ti mismo te produzcan satisfacción, eres tú a quien debes
contentar, eres tú con quien te debes sentir bien, y nunca, jamás uses tus
éxitos para pasar por encima de los demás”.
Y al que te diga Y yo más… tu responde: Pues si lo necesitas
para ser feliz, pues si, ¡tú más!
para ser feliz, pues si, ¡tú más!
Y hasta aquí mi desahogo, te deseo un feliz día…
Cata de Mamatambiensabe
Toda la razón, diría que te aplaudo con las orejas pero me va lo tradicional así que te aplaudo con las manos como se ha hecho siempre. 😉
El "Y yo más" está muy extendido y es envidia cochina.
Complicado eso de alcanzar un sano nivel de con competitivida
Me temo que en España el "y yo más" es un deporte nacional y está más extendido includo que el fútbol. Se da en todas partes y en todas las situaciones:
– Mamás con bebés, "el mío está en el percentil, X" – "pues mío en el percentil X+Y".
– Mamás en el parque, "el mío come ya X" – "pues el mío como ya Y".
…
– Abuelos en el parque, "me duele X y me han recetado Y" – "pues a mí me duele X + X, y me han recetado Y2".
Y así hasta el infinito… me alegra q tu hijo no haya entrado en esa espiral.
Saludos.
Muy de acuerdo con lo que cuentas. Me encanta la reflexión final y es lo que también intentamos transmitir en casa.
Desde luego, tenemos siempre la mirada fija en el otro xa estar x delante, cuando lo q tenemls q hacer es fijarnos wn uno mismo y cm dices, hacer las cosas bien y q nos hagan felices. Me alegro de qnt hijo pase de entrar en ello. Un beso!
En España nos encanta presumir de todo. Incluso cuando comparamos cosas negativas y desgracias ¡la nuestra debe ser la más grande! Es una postura muy cansada, agotadora, pero hay gente que, como dices, creo que lo necesita para vivir. Es imposible razonar, llegar a un acuerdo, exponer puntos de vistas diferentes sin que alguien deba quedar por encima.
Creo que aunque no sea española ni viva en España, entiendo muy bien de lo que hablas y la verdad es que muy sano el famoso "y yo más". Crea mucha frustración.
Un abrazo desde Budapest
Ya lo escribiste hace un tiempo …. pero totalmente identificada. Me he vuelto a las españas después de unos años viviendo en UK y lo del “y yo más” me supera …… y tb el que todo el mundo se meta en lo que haces o dejas de hacer.
Los «opinólogos» que llaman… esos también merecen un post. Welcome back home!
Uuyyss este post me lo había perdido.
Y siempre está de actualidad.
Solo hay un «y yo más» aceptable:
«Y yo ahora soy más bueno/solidario/amable de lo que era yo mismo hace un año»
Rico también vale, si es honradamente 😉
Esos me gustan, esos y yo más… si que valen…