Así como NO EXISTEN las madres ni los padres perfectos, pues tampoco hay hijos ni hijas perfectas. Otra cosa es que a nuestros ojos, nuestros hijos sean lo mejor del mundo por el amor que les tenemos (por algo el dicho de «el amor es ciego», pues eso). ¡serán lo mejor pero no perfectos!
La gran mayoría de padres y madres tenemos la tendencia a crearnos altísimas expectativas sobre nuestros hijos (sobre todo cuando estamos de estrene de esta nueva faceta de la vida), queremos lo mejor para ellos (y por lo tanto esperamos lo mejor de ellos – pero la medida de «ese mejor» es lo que solemos sobrevalorar), nos matamos horas trabajando para darles una calidad de vida y de educación mejor que la que tuvimos nosotros, nos leemos cuanto libro sobre educación y crianza pasa por frente nuestro, leemos blogs como éste en el que nos dan consejos de crianza y educación (aburridisimos o no, jejeje) , les llenamos las agendas de actividades de estimulación (que yo diría son mas de sobre-estimulación) y a una parte de estos padres y madres volcados en la crianza de sus peques, les (nos) cuesta ver que sus hijos e hijas no son perfectos… (ni lo serán, afortunadamente…).
Recuerdo la primera vez que la realidad me sacudió… ElMayor no había aún nacido y yo tenía ya pensado cómo iba a ser todo de «perfecto» (bueno, la gran mayoría de madres nos imaginamos a nuestros hijos maravillosos y perfectos, sanos e inteligentes, exitosos y felices, aún antes de haber podido ver sus caritas, ¿verdad?) hasta la grandiosa ecografía morfológica (que para la época del embarazo de ElMayor se hacía entre la semana 20 y 22)… una malformación en sus pies me puso los míos sobre la tierra. Por un par de semanas todo se detuvo, fue un golpe terrible, porque primero pensábamos que se debía a un asunto aún más grave, pero la ecografía en 3D y unas analíticas descartaron afortunadamente que se tratara de algo más… así que nada más nacer mi peque tuvo que estar con aparatos ortopédicos en sus dos pies hasta casi los 6 meses de edad. Ahí entendimos que la imperfección era una de las mejores lecciones, ya que había cosas mucho más importantes que tener un hijo perfecto. Hoy en día no queda ningún vestigio de esa malformación congénita, pero y si la hubiera pues tampoco hubiera representado un problema, ni para nosotros ni para ElMayor… porque por fortuna, la resiliencia hace parte de su ADN y nosotros hemos puesto nuestros expectativas a su nivel, no al nuestro.
Las madres y padres queremos además que nuestros hijos sean bien comportados, respetuosos, amables, en fin, poseedores y practicantes de una larga lista de virtudes y valores (mas larga que el maxirollo de Scottex) y que muchas veces, ni nosotros mismos cumplimos. Y aquí viene el otro tramacazo con la realidad:
Los hijos aprenden antetodo del ejemplo en casa (esto es indiscutible),… pero también aprenden del ejemplo de sus otros amigos (o sea del ejemplo que otros padres dan a esos otros hijos y de eso ya hablé en «como educa ud. a su hijo nos afecta a todos) aprenden de sus propias experiencias, y aprenden de aquellos valores y virtudes que queramos inculcarles, y a parte de ello tienen algo que se llama «capacidad de decisión o libre albedrío» y si tenemos suerte, hasta «un poco de «criterio propio» tendrán.
Así que por muchos muebles que demos a nuestros hijos (eso sí la calidad de estos muebles si que depende de nosotros), el modo en cómo distribuyen su mobiliario en su cabeza, será cosa de ellos y únicamente de ellos. Duro de entender, asimilar y admitir! Lo sé… de traca! Pero es la realidad y cuanto antes lo asumamos, será más fácil para todos, sobre todo para no caer en las «decepciones» y no continuar sumando «falsas expectativas».
La última sacudida que he recibido con ElMayor (que ya está en secundaria) ha sido en el colegio; ha cometido una falta con un profesor… y claro, cuando ha comprendido el error, ya era demasiado tarde para volver el tiempo atrás. Será algo que quedará sellado en su memoria como el día en que, como él mismo concluyó «no supo gestionar su frustración y copió las reacciones de un amigo suyo» … ¿Que si hubo decepción de parte nuestra? Claro que la hubo, pero no porque creyéramos que es perfecto, sino porque por un momento llegamos a pensar que en la vida le estaba bastando lo que aprendía en casa para saber gestionar TODO … pero resulta y pasa que no, que ahí están esos otros factores que escapan a nuestro control de padres y que hacen parte de su propia vida, de su propio carácter y de sus propias decisiones… porque de eso se trata la vida, de decisiones (como dice mi querida amiga Carol)… todo el tiempo estamos tomándolas, algunas veces acertamos y otras tantas nos equivocamos, y debemos aprender (y enseñar a nuestros hijos) a asumir la responsabilidad de cada decisión tomada.
Como padres hemos entendido que llega un momento en la vida de nuestros pequeños en que ya no podemos «hacer nada más»… y me refiero a que por mucho que queramos no podemos vivir su vida por ellos; tendrán que enfrentarse a probar sus limites, a cometer sus errores, a solucionar bien o mal sus problemas… pero serán ellos los que vivirán su vida, y esto empieza… señoras y señores cada vez mas pronto!…
Así que, a disfrutar más a de los hijos y a guiarlos (no a agobiarlos )… crecen tan rápido que luego queremos dar marcha atrás (y en esto, no se puede… nunca jamás) porque lo que queremos es hijos felices, no hijos perfectos!.
Pues creo que tu razonamiento es muy acertado cata, y llega un punto en la crianza en e que si nos hemos esforzado por ser buen ejemplo, guiarles y acompañarles, ya sólo nos queda esperar a que den sus propios pasos y tomen sus propias decisiones. Muchas veces se equivocará, estarán mal aconsejados o no sabrán resolver un problema ¡pero es que nosotros como adultos también nos estancamos en muchas decisiones! En ocasiones, creo que se hace mucha sangre contra padres con hijos problemáticos, con problemas de conducta, tendencias delictivas… Cuando a veces tienen más de un hijo y uno de ellos parece perfecto y el otro les ha salido desviado por completo. Digo yo que le darían la misma educación a los dos. Estos temas me pillan lejos, porque quedan muchos años para saber cómo de bien o de mal lo estamos haciendo con mi bichilla, pero leerte me ha servido para estar alerta, aún más si cabe.
Lucía has traído un tema muy importante y delicado: los señalamientos que hacemos sobre el comportamiento de otros padres y otros hijos! Si bien es cierto que mucho de lo que un niño da al mundo es fruto de la que ha "mamado" en casa, no todo viene de allí… Por eso si somos más los padres que nos preocupamos por dar a nuestros hijos una crianza basada en respeto y en el amor, pues más de eso será a lo que estén expuestos allí fuera… Aunque también hay que tener en cuenta que hay factores como el carácter y algunos rasgos que en nada tienen que ver con la crianza sino que vienen de nacimiento.
Como siempre un gusto contar con tus aportaciones
Hola: me gustó leer tu reflexión porque en mi caso siempre buscamos que nuestros hijos fueran felices. No queriamos que fueran los más listos, los más guapos o los más guays del parque… tan sólo queremos que sean unos niños felices con sus defectos y virtudes. Eso sí, es esencial que sean educados y que correctos en cada una de las situaciones sociales en las que se encuentren. De momento lo estamos consiguiendo. No los agobiamos pero les enseñamos con el ejemplo. Creo que la mejor escuela la tienen en casa, en cómo nosotros nos comportemos y actuamos. Seguimos en contacto