El último vuelo de mi Fenix – Carta de despedida

20
2884
views

Hace 19 días te vi partir en tu último vuelo, abuela de mi alma.Yo misma 12 horas antes había emprendido un viaje (el mio por fortuna con retorno) ese que quienes hemos decidido migrar, no quisiéramos hacer nunca: el viaje para despedirnos de un ser querido.

Esperaste en tu agonía a que yo llegara, y te lo agradezco con el alma; no hubiera podido soportar el dolor de no haberte dado un último beso, de no haberte podido decir cuanto te amo y cuanto me dolía no poder haber estado a tu lado en tus últimos años de vida, todos los días.
Siempre te tuve en mis pensamientos, eras parte de nuestra vida cotidiana aunque no lo supieras: mis hijos, sobretodo ElMayor son testigos del dolor que me causaban esos 8.000 kms de distancia sabiendo tu soledad. Pero esta situación sabíamos, era el fruto de las decisiones que tanto tu como yo habíamos tomado, y éste era parte del precio que sabíamos, tendríamos que pagar.

El haber podido tomar tu mano, susurrarte al oído que te amo y que hubiera deseado estar más tiempo contigo, abrir tus ojos para que me vieras y secar tu última lágrima han permitido que mi duelo sea llevadero, que el corazón no se me parta en mil pedazos; haber sido testigo de tu último vuelo acunado por mis palabras, me han permitido sentir una paz interior superior al dolor. Sé que me escuchaste, lo sentí en el dilatar de tu pupila y la pequeña lágrima que dejaste salir, y eso me da fuerza para superar tu ausencia, permanente a partir de ese día. Te quiero mami.

Quiero inmortalizar las palabras que te escribí para tu funeral, y dejarlas aquí plasmadas en éste espacio; al fin y al cabo mi vena escritora, viene de ti y de tu estirpe de periodistas y literatos.

«Fuiste más que mi abuelita, mi mami, y lo fuiste desde que acompañaste mi crianza a escasos meses de vida, y lo seguirás siendo siempre. 

Me esperaste en tu agonía a que yo llegara del único viaje que jamás hubiera querido emprender, para que pudieras partir hacia el tuyo: el viaje a la vida eterna, al encuentro de tus seres amados. 

Hija, hermana, tía, madre y abuela abnegada. Los tuyos siempre fuimos lo primero; dispuesta a sacrificar tu vida, tu libertad y tu felicidad por velar por nosotros.

Una mujer de un tesón y una fortaleza inconmensurables, que te permitieron superar momentos de extrema violencia con gran dignidad y señorío: El asesinato de tu esposo Héctor y pocos años después el de tu hermano Walter. Viuda a los 33 años, con un hijo de casi 10, supiste sacar el coraje y la fuerza para continuar el trabajo del periódico TRIBUNA LIBERAL, pero las amenazas y la presión social y política contra la mujer, te obligaron a trasladarte a los Llanos Orientales a intentar reiniciar con un nuevo proyecto; pero hasta allí te persiguió la ola de violencia, esa de la que aún sigue siendo víctima éste país, esa que consiguió arrebatarte también a tu hermano.  

Tu capacidad de resiliencia y superación, son para mi los mejores legados que me has dejado y que intento perduren en mis hijos, tus bisnietos.

Fuiste un Ave Fenix que renaciste múltiples veces de entre las cenizas, pero lamentablemente la fuerza del ave mitológica te abandonó en tu último tercio de vida, dejando que se instalase en tu corazón una profunda amargura que te llevó a vivir un fin de vida en soledad, alejando de tu lado a todos aquellos que tanto te querían. 

Es normal que un ser humano termine extinguiendo su llama interna después de tantos y tan duros golpes, y tantas y tan dolorosas lágrimas derramadas. Desde que soy madre entendí el profundo dolor que llevabas dentro de tu cuerpo y tu alma con la muerte de tu hijo, mi padre. Las madres no estamos hechas para sobrevivir a nuestros hijos, y tu tuviste que hacerlo, muerta en vida durante casi 18 años. 

La reciente partida de tu hermana y alma gemela, Nery, te han abierto el camino para tu descanso eterno. Descansa en Paz.»

Vuela, vuela alto Abuelita, que nada detenga tu partida y tu liberación. Descansa en paz; estarás por siempre en nuestros corazones.

Artículo anteriorCosas del Cole: Y llegan las notas!
Artículo siguienteLa malnutrición emocional y mental de la sociedad
Soy Catalina Echeverry, madre, licenciada en Marketing y Publicidad, Coach, Facilitadora de Disciplina Positiva, Consultora DISC de Comportamiento Humano y ciudadana del mundo. La maternidad no sólo me cambio la forma de ver la vida, sino que me abrió el camino para el cambio continuo. Cada día aprendo algo nuevo, y eso me hace sentirme viva. Soy conferencista, cibercooperante del INCIBE y actualmente trabajo como Consultora de Formación en Habilidades Directivas, un profesión que me ha permitido cerrar mi círculo del propósito en la vida.
Compartir

20 Comentarios

  1. Que bonitas palabras Cata. Seguro que te escuchó, y se fue tranquila. Siento mucho su pérdida, por lo que cuentas, fue una gran mujer, luchó por lo que creía. Le hicieron la vida difícil pero consiguió dejar su granito de arena en éste mundo. Tú eres un ejemplo.
    Un abrazo grande y bienvenida

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here

catorce + 10 =