Me giro, le veo, ahí está, sentado a mi lado atento a la carretera mientras nos dirigimos a casa, y de pronto una angustia, una opresión en el pecho se apodera de mi, un pellizco en el alma lento y punzante y suelto un suspiro… de esos largos y profundos, de esos que salen de lo más profundo del vientre, de ese lugar que quedó vació desde que parí. Él se gira, me mira y me pregunta si me pasa algo… – no mi niño, no pasa nada, lo único que pasa es el tiempo! y le sonrío.
Preadolescencia
Por un instante quisiera poder detener el tiempo e inmortalizar ese momento; esa sensación de vacío, esas lágrimas que reprimo. Será que quedé sensibilizada con el post de Vero, y que desde temprano en la mañana no he dejado de pensar (como ya lo he hecho tantas otras veces) sobre lo efímero que es el tiempo de duración de la infancia… sobre la duración de ese suspiro… sobre su olor que ya perdido de su cuerpo, permanece tatuado en mi memoria (doy gracias a la vida por que ese ACV no me haya robado la memoria lejana, que de la cercana ya me estoy ocupando yo)
Ahora ha regresado al puesto de copiloto, pero ya no en su cuco sentado a contramarcha como cuando era bebé y fijaba su mirada en mis gestos y se reía de mis expresiones y se perdía entre sueños en mis cantos; no, ahora con su metro y medio de altura, me acompaña como copiloto, es él quien está al mando de la radio, es él quien me conversa de tu a tu, está atento a la carretera y en cierta medida se ha convertido en mi navegante -también en sentido figurado-, de vida.
Crece, y seguirá creciendo y soy testigo de cómo los últimos vestigios de su infancia aún le acompañan, y me pregunto por cuánto tiempo más. Se nos agota el tiempo, y debemos disfrutar estos últimos momentos de infancia, antes de que ese último grano de arena cruce el embudo del infalible reloj de vida. Lo veo venir, quedan ya muy pocos granos en el bulbo superior, y no pienso perdérmelos.
Respetar las etapas del crecimiento, dar tiempo al tiempo
Deseo que lo que nos quede de su infancia podamos reír a carcajadas sinsentido, que la irresponsabilidad de sus actos controlados nos permita sentir el vértigo de las pilatunas sin represión, quiero que ser testigo del desplegar de sus alas, pero antes ver como disfruta o se angustia aún de la curiosidad que da el aprendizaje pausado y concienciado… no me lo quiero perder. Y quisiera poder registrarlo en mi memoria para siempre, por eso quiero escribirlo, porque no quiero que mi memoria cercana me juegue una mala pasada y luego sea incapaz de recordarlo.
Ayer me equivoqué, como es normal en una persona normal, en una madre perfectamente imperfecta y le reprimí un reclamo de infancia, alegando que ya tenía edad suficiente para entender las razones, y que no debía compararse con su hermano menor ElPeque.
Luego en la noche, mientras le acompañaba para dormirse entendí el grave error que había cometido, pretendiendo que «actuara de acuerdo a su edad» – frases hechas y conceptos malaprendidos, que de vez en cuando salen a flote poniendo una venda a nuestra conciencia y haciéndonos a la vez ser podadores de sus libertades, convirtiéndonos en quienes acortan esa infancia, en quienes de un modo u otro damos premura a ese reloj, aún sin querer hacerlo realmente.
Hoy le pido perdón, no puedo ni debo juzgar sus reacciones, menos aún tildarlas de infantiles cuando realmente aún es un niño – gracias a la vida que aún lo es- ya todo llegará, y no tardará en venir ese momento en que anhelaremos poder volver atrás el tiempo, dar la vuelta al reloj de arena y detener ese paso inexorable del tiempo, para disfrutar de nuevo de su infancia…
Así que mejor seguir con el propósito de vivir el presente, el día a día, respetando cada etapa, disfrutándola, sin presiones adicionales a las propias de cada momento, sin expectativas adultocentristas, sin el apremiante deseo de que las cosas sucedan antes y a destiempo… no hay prisa, de nada nos servirá tenerla, porque la vida es sabia y todo llegará a su debido tiempo y momento!
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Qué dificil debe de ser esa etapa. Y de cuanto me sirven experiencias como la tuya!!! Un beso!
Creo que verlos crecer, es una dicotomía en cada una de las etapas! (duele dejar atrás esas etapas anteriores pero te da gusto verles crecer del modo en que lo van haciendo). Un abrazo
Cuanta razón Cata… ¿Quiénes somos para decirles cómo deben sentir? Y ¡qué malacostumbradas estamos a hacerlo! Lo importante como siempre, recapacitar y volver sobre nuestros pasos porque de nuestros errores y nuestra capacidad para reconocerlos también aprenden mucho.
Un abrazo linda
Uff Vero,como cuesta ese desaprendizaje, ojalá y fuéramos como los ordenadores, que una vez removida la información ésta no vuelve a aparecer!. Hay cosas que quisiera tatuarme en la retina para que no se me olviden nunca, como ésta… validar siempre los sentimientos. Un abrazo
El paso del tiempo, es algo en lo que pienso mucho, quizás a veces demasiado o no, no lo sé…
Errores cometemos todas Cata, lo importante es darnos cuenta y aprender de ellos. Perdonar y pedir perdón y disfrutar de cada segundo como si fuese el último. ¡Un beso enorme!
Yo por fortuna, soy de las que aprendo de los errores, y veo en los mismos una de las mejores oportunidades de aprendizaje, y que mejor que predicar con el ejemplo; ElMayor me decía al día siguiente: Mami, tranquila, todos comentemos errores, ya está todo solucionado! y lo decía desde el corazón. Un besito
Aiiinch amiga, como pasa el tiempo. Tanta prisa por que hablen, caminen, hagan cosas solitos y de repente los vemos crecer y crecer, se nos escapa la infancia de las manos y no podemos más que disfrutar de estas nuevas etapas mientras recordamos que un día solo eran pequeños bebés pegados a nuestro pecho. Un post muuy emotivo. Un abrazo!
Yo por eso os digo a las que aún tenéis bebés… disfrutadlos, gozad cada instante y sin pretender que hagan nada a destiempo… yo sigo saboreando los últimos instantes de mi bebé (que ya tiene 5 años) porque en breve será todo un niño.
Un abrazo
Precioso! Cómo crecen.
Feliz día!
Es el mejor regalo de la vida!
Qué bonito. El tiempo avanza rápido. A mi me encanta una frase de Big Fish que habla del tiempo: «Dicen que cuando conoces al amor de tu vida, el tiempo se para…Y es verdad. Lo que no dicen es que cuando vuelve a ponerse en marcha, se mueve aún más rápidamente, para recuperar el tiempo perdido.» Yo creo que cuando nacen nuestros bebés es un instante mágico, durante los primeros días, incluso semanas, parece que el tiempo va despacio. Pero en seguida… zas! Avanza tan rápido que da miedo.
Y si… no para! por más que lo intentes, ellos siguen creciendo, con o sin ti a su lado. Un abrazo guapa!
Es un post de los de imprimir y guardar en un cuadrito en la habitación. Y leerlo, leerlo y volver a leerlo.
Besos especiales.
Muass.. que maja eres!
Ay niña.. es tan cierto lo que cuentas. Yo me asusto de lo rápido que crecen y a mí también se me encoge el corazón al ver que me quedan cuatro días de niñas. Y no estoy preparada. Ya te digo