Cómo educar a los hijos – Saber más para educar mejor

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¿Cómo educar a los hijos? 

Y esta es una de las funciones de los blogs que hablamos de maternidad, educación y crianza, ya que a través del intercambio de nuestras propias experiencias, podemos compartir una serie de estrategias probadas y comprobadas que pueden llegar a servir de luz para padres y madres, que se sienten (o nos sentimos) perdidos en la nebulosa de la crianza en pleno siglo XXI. Es como si estuviéramos caminando en la cuerda floja…

Educar no es como caminar por la cuerda floja, es como caminar con arneses por un puente colgante!
Lo decía antesdeayer Javier Urrá (defensor del menor en la Comunidad de Madrid) en un evento enfocado a educar mejor: Nunca una generación había estado tan dispuesta a aprender a ser mejores padres y mejores madres, como la nuestra; pero también, nunca una generación se había sentido tan insegura de la función de la parentalidad, como la nuestra. Y es que también el exceso de información nos lleva a dudar de nuestro propio instinto y nos pone ante la situación de no saber qué camino de crianza tomar, que tips de educación y disciplina seguir. 

Una cosa está clara, no hay FORMULAS mágicas en la educación de los hijos, lo que si existen son una serie de ESTRATEGIAS de educación y crianza que se pueden conjugar según cada hogar y según cada hijo, porque algo que enseña la e
xperiencia de ser padres y madres es que ningún hijo o hija es igual al otro.

Entonces, ¿cómo educar a los hijos? Pues seguro que aprendiendo y estudiando mucho se puede lograr encontrar estrategias que nos ayuden; eso que se habló ayer, en el evento de Gestionando Hijos (que por cierto una aclaración: los hijos no se gestionan, se gestionan las emociones, los recursos, pero no los hijos… no son cosas de las que tengamos que resolver o que tengamos que dirigir, y es importante tener en cuenta esto, porque los padres y madres que aún creen que los hijos son cosas que deben moldear y sobre las cuales tienen que decidir de forma omnipotente y omnipresente se van a llevar una gran sorpresa: ésta nueva generación ya sabe y es consciente de que tiene derechos de ser respetados y tenidos en cuenta, así que cuidado con ese discurso que puede resultar contrario a lo deseado).

Volviendo al tema, se hablaba de que es necesario «Saber más para educar mejor» y realmente es que esto debería ser una premisa de todos los padres y madres; ya no hay excusas, como bien lo había dicho en este otro post, para no educar a los hijos en una línea de respeto, alejada de modelos que perpetúen la violencia y que redunden en el fracaso tanto de nuestra misión como padres como en el desarrollo integral de nuestros/as hijos/as.

Hay mucha literatura sobre educación, crianza y parentalidad - casi como manuales

Retomando parte de lo ya dicho en otras ocasiones, gracias a que tanto estudios científicos como psicológicos han demostrado los efectos nocivos de estos comportamientos de violencia, agresividad y falta de respeto de los adultos hacia los niños, las cosas van evolucionado poco a poco hacia una crianza basada en la educación y el respeto y no en el adiestramiento o la sumisión y el miedo.
Es difícil de un momento a otro cambiar la historia, y cambiar los modelos aprendidos y heredados, pero es posible hacerlo: basta tener la voluntad y el convencimiento de no seguir apoyando modelos (mal llamados) de “educación y crianza” que perpetúan la violencia física y emocional.

Yo tan solo plantearía un marco «teórico» por así llamarlo para dar respuesta a la gran incógnita de cómo educar a los hijos, y éste se basaría en tres principios fundamentales:

– Amor– Respeto– Empatía

Serían las tres claves que luego encajarían perfectamente en cualquier estrategia. Así que la próxima vez que tengas dudas sobre si lo que estás haciendo como padre o como madre para educar a tus hijos está bien o mal, mejor hazte las siguientes preguntas:

– ¿Mis decisiones están basadas en el amor a mis hijos o en una necesidad mía?
– ¿Estoy siendo respetuoso de los derechos de mis hijos y de los míos propios, o simplemente estoy imponiendo mi voluntad por encima de todo?¿Le estoy dando valía a sus sentimientos y su criterio? ¿Estoy respetando la etapa de desarrollo de mi hijo? ¿Son mis expectativas o las de mis hijos las que están en juego?
– ¿Lo que estoy haciendo o diciendo a mis hijos, me gustaría oírlo a mi como adulto? ¿Cómo me sentiría yo si me hicieran o dijeran lo que estoy diciendo o exigiendo a mis hijos?

Amor, respeto y empatía como marco teórico y principios de una educación en armonía

De ahí cualquier estrategia que se adopte, seguro llevará a una mejor educación… porque antetodo no olvidemos que la educación de los hijos es un acto de amor y respeto… (que por cierto, fue el único factor del que no se habló antes de ayer en el evento).

En conclusión, saber más para educar mejor si, pero sobre todo saber respetar más, amar más y ser más empático con nuestros hijos!.

19 Comentarios

  1. Me alegran post como el tuyo, aunque muchas veces pierdo la perspectiva y creo que la blogosfera es el mundo real. Desgraciadamente, en la inmensa mayoría de padres de mi mundo real la costumbre de informarse no solo no se sigue, sino que se ve como una excentricidad. Menos mal que en el día a día hay también honrosas excepciones.

    • Nosotras mismas vamos haciendo cambios en nuestro entorno cercano, sembrando la semilla de la apertura mental y el aprendizaje continuado, creo que aunque parezcamos diferentes, no lo somos, solo que no escondemos nuestras dudas y nuestras ganas de cambiar al menos nuestro pequeño mundo… seguro que esos padres de tu mundo real también dudan, también quisieran encontrar respuestas… sólo les falta conectar y abrir su mente y su corazón. Una abrazo

  2. grandes reflexiones Cata. Me lo apunto todo como propósito a mejorar en el próximo año, informarme más, reflexionar y sobre todo … respetar… respetar mucho a mis hijos, sus tiempos y sus personalidades… un besazo

  3. Hoy precisamente he publicado en mi blog reflexiones en voz alta sobre la tarea de la educación en las escuelas infantiles, los educadores andamos también meciéndonos en el vaivén de las dudas. Esto no es malo, es necesario, es lo mejor que ha podido pasarle a la educación hasta hace no tantas décadas incuestionable. Se hacía como lo hicieron nuestros padres y nuestros abuelos y esto le otorgaba el aval de garantía necesario.
    Hoy, no es así, cada cual lleva inscrito en su memoria biográfica un montón de vivencias que le conformaron, unas muy positivas otras no tanto y no queremos ser conservadores en lo que no nos gustó, debemos tomar conciencia de nuestra infancia, ver qué nos hizo crecer como seres humanos y no reproducir en nuestros hijos aquello que nos hirió, aunque estuviera hecho con todo el amor.
    La fórmula que propones es la que yo también creo que debemos tener como frontispicio de todas nuestras actuaciones. La dignidad, el amor y el respeto no deben faltar en ninguna relación, máxime en la que se teje con los hijos.
    Sigamos cuestionándonos, sin que esto nos haga sentir culpables, debemos hacerlo por responsabilidad.
    Un artículo hermoso Catalina!
    Un abrazo grande.

    • Creo que en "crecer" está la cuestión… como bien dices no es necesario cargarnos de culpas pero si de responsabilizarnos de la crianza y educación, y para ello debemos crecer como personas…y para ello es necesario cuestionar lo que sabemos.

      Gracias por tu grandeza y por tus aportes, cada día aprendo más de ti.

  4. Amor- Respeto- Empatía…..me gusta!!! Es una buena base.
    Yo creo que leer, conocer, aprender…..está fenomenal, siempre que luego hagas un popurri y cojas lo que te guste o vaya bien en tu casa. No hay que seguir dogmas en esto…..pero está genial pillar ideas, claro 😉

  5. Bravo Cata, me han gustado esas preguntas que nos deberíamos hacer todas. Yo intento hacérmelas en momentos necesarios, y sentir como se sentirían ellas si les hablara con impaciencia, por ejemplo, cosa que reconozco que estas últimas semanas he podido pecar.

  6. Como bien has dicho, hay tres valores que deben primar por encima de todos y de ahí empezar a tener en cuenta que nuestros hijos van a adoptar muchos de nuestros pequeños defectos y pequeñas virtudes, todo consiste en saber esperar y adoptar una actitud tranquila con ellos

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