Soy de la teoría de que las mascotas aportan mucho a la crianza y a la educación; crecí rodeada de animales y mascotas, y a pesar de siempre haber oído frases en mi entorno del tipo «las mascotas traen tanto alegrías como tristeza» siempre he sido favorable a tener una.
De pequeña tuve perros, gatos, loros, hamsters y hasta un mico «Titi» (en aquella época (1983) no se daba mucha importancia a sacar de su «entorno natural» a una pobre criatura; años después repudié el hecho de haber sido cómplice de semejante barbarie… lo pague con muchas lágrimas en su momento, al verle amanecer muerto en mi cama teniendo yo tan solo 11 años) ; pero salvo el «Titi» nunca me he arrepentido de compartir mi espacio, tiempo, emociones y cuidados con un animalito.
No podía ser de otra forma en mi vida adulta; de hecho antes de tener hijos adoptamos un gato (que lleva ya 13 años con nosotros) en Argentina y que nos ha acompañado en todas nuestras re-locaciones: Es el señorito de la casa ;), y desde luego no he querido privar a mis hijos de la experiencia de compartir espacios, juegos y emociones con mascotas.
En el verano del 2011, ElMayor(2004) pidió tener una mascota suya… nosotros ya teníamos al gato, pero él quería una mascota que pudiera verle crecer y estar a su cuidado; teníamos que evaluar que fuera una mascota de la cual efectivamente él pudiera hacerse cargo y responsabilizarse, así que pasamos por el tema peces y tortugas hasta que nos decantamos por una cobaya (curí o guinea pig), pero tendría que ser bien peludo como nuestro gato, para que no diera la impresión de una «rata sin cola». El 3 de septiembre encontramos la cobaya que él quería y nos la llevamos a casa… así, desde ese día y por los útimos 2 años, nuestro pasillo se ha visto animado por los chillidos, rasqueteos y rodeos de «Kinchy» …
Elmayor siempre estuvo muy atento a dar de comer, asear la jaula y desde luego a jugar y a mimar a Kinchy. Por eso el jueves en la noche cuando pasamos por su lado y le vimos allí decaída, de inmediato supimos que algo no andaba bien. Estaba recostada alargada en una esquina de su jaula, y ni se inmutó con nuestra presencia (cuando habitualmente saltaba sobre su cueva de leños para que la acariciáramos), así que la tome en brazos y sentí como su cuerpo se estaba desgonzando. Le dije a mi niño que se estaba muriendo… lo veía en sus ojos, y también mi niño; así que pusimos una pequeña manta y mi niño se tumbó con la cobaya en brazos, mimandola y dándole con una jeringuilla un poco de agua.
Pude notar como nos estaba esperando para despedirse, y como poco a poco se fue apagando, pero unos instantes antes se reincorporó y emitió uno de sus chillidos y un pequeño ronroneo… por un momento alcanzamos a pensar que se salvaría… pero tan solo se estaba despidiendo, nos estaba agradeciendo estar acompañándola. Lo sé, y mi niño y yo así lo sentimos.
Los animales nos enseñan muchas cosas, pero la más importante de todas es el amor y el respeto a la vida. Aunque sea doloroso, también nos van preparando para asumir la muerte como una etapa más del milagro de la vida.
Mis dos hijos están muy tristes, es la primera pérdida a la que se tienen que enfrentar, y el hecho de haber coincidido con su primer día en el colegio nuevo, hizo que las lágrimas afloraran tal vez de forma exagerada… hasta en esto nos ha ayudado la muerte de la mascota: a dejar fluir y aflorar todas las emociones reprimidas.
Jo que pena, pero tienes razon tener mascotas nos enseña mucho en todos los sentidos.
Es una suerte qe Kinchy haya estado con vosotros y os haya aportado tanto, hay que pensar en eso
Yo tuve perro durante 13 años, tambien murió rodeado de todos nosotros y como dices, parece que esperan para despedirse. Son momentos muy duros
Un abrazo emocionado
Ay.. mi niña que triste! Además es que un perro o un gato son mucho más parte de la familia que otro tipo de mascota. Es muy triste pero como bien dices es tanto lo que nos aportan… También te mando un abrazo emocionado, y gracias por tus palabras.
Pobrecita, un besito para los peques
Gracias.. de verdad!
Un beso muy fuerte…
Gracias… recibido! ♥♥♥♥
Pobre, lo siento.
Es lo bueno y lo malo de compartir casa con las mascotas, un día hay que enfrentarse a su perdida, pero lo compensa el tiempo pasado juntos, eso ya no nos lo quita nadie.
Los recuerdos son lo que nos ayudan a superar todos los duelos, eso es así, y con las mascotas no es diferente. Gracias por tus palabras…
Mi Vida, lo siento mucho por todos, pero especialmente por Sebastián, quien nunca dejó de ser el orgulloso cuidador de Kinchy, siempre lo mostró a la cámara en sus conversaciones de Skype! Dura lección, pero fundamental en el apredizaje de la vida. Besos a todos
Gracias Aquilí… ya está mucho mas tranquilo. Hablamos por el face esta tarde. Besitos
Espero que lo esten llevando bien, es un aprendizaje pero duro sin duda. A mi aun me cuesta llevarlo si te soy sincera, y recuerdo la muerte de todos y cada una de las mascotas que tuvimos de pequeños perfectamente, e incluso me entristece recordarles. Aunque fue una suerte poder tenerles con nosotros, y tus peques tienen mucha suerte de crecer rodeados de mascotas tambien. Creo que aportan muchisimo, como tu bien señalas. Me alegra que tuvierais ocasion de despediros, sin duda es importante para poder asumir algo mas facilmente la perdida de un ser querido, creo yo. Un besazo para todos!
Me ha parecido muy triste, soy S ElMayor y estuve en la muerte de Kinchy.
No fue bonito me puse contento cuando reacciono para despedirse despúes me puse triste porque ya falleció.
Me ha parecido muy triste, soy S ElMayor y estuve en la muerte de Kinchy.
No fue bonito me puse contento cuando reacciono para despedirse despúes me puse triste porque ya falleció.
Jolines, se me acaba de soltar la lagrimilla, que pena da estos casos. Y que entereza tus chicos. Justo ahora leo el comentario de tu hijo El Mayor aquí arriba, y bueno, una felicidad tener un hijo así 🙂 Ánimo.
Desde mi opinión todos los niños deberían de tener una mascota, no solo se aprenden muchos valores importante con ella sino que la mascota los acompañará en sus momentos de juegos, de risas y también de llantos aportando consuelo (a su manera). La perdida de una mascota es algo doloroso y triste pero sin duda merecen la pena los momentos maravillosos vividos con ella que permanecerán para siempre.