La pequeña infancia está marcada por presiones impuestas por la sociedad; presiones que no tienen en cuenta los tiempos y ritmos de cada etapa, que el niño o niña como individuo único e irrepetible, tiene. Esos ritmos, tiempos y etapas son la huella y la base para su futuro desarrollo como persona integra y segura de sí misma. Estas presiones no son otra cosa que una absoluta falta de respeto a su SER.
Así pues, a estas pequeñas personitas desde el vientre materno las hemos sometido a presiones: se les empuja a nacer, se les presiona a dejar el pecho y el seno materno, se les presiona a dormir solos y del tirón, se les obliga a «comer de todo» por su bien, se les presiona a dar besos a desconocidos, a dar las gracias por todo, a compartir, a no llorar, a no alzar la voz, a no correr por los pasillos porque molestan a los vecinos, se les presiona a caminar ya desde los 11 meses, se les da un chupete que no quieren para luego obligarles a dejarlo…. en fin. Presiones y mas presiones desde que nacen.
Operación Pañal – El Colegio como fuente de presión
Hoy estoy bastante indignada al ver a padres y madres con un nivel de estrés que vierten sobre sus hijos e hijas, a causa de la presión que ejercen los colegios sobre un tema TOTALMENTE INTIMO Y PERSONAL como es el «Control de Esfínteres», bajo la premisa de que un niño o niña que inicia su escolarización en Educación Infantil (tres años) ya debe tener ABSOLUTO control sobre sus esfínteres.
No sé dónde esté escrito que esto deba ser así; si hay una «ley» o una norma que lo avale (que estoy convencida de que no existe), pero la gran mayoría de centros educativos impone a los padres que ésta sea una etapa superada al inicio del curso. Creo firmemente que esta presión, vulnera los derechos de los niños y de los padres. No pueden obligar a esto. Es indignante e irrespetuoso.
El control de esfínteres es un proceso muy intimo; y cada niño tiene su propio ritmo que debe ser respetado si se quieren evitar problemas a futuro como enuresis o encopresis. Existen diversas señales que nos indican si un niño está o no preparado para dejar el pañal, y es función de los padres estar atentos a identificar estas señales para acompañar el proceso, con la menor interferencia posible. Los problemas en este proceso generalmente vienen de no respetar esos ritmos; cuando somos los padres los que queremos imponer (porque nos «obliga» el sistema) y el pequeño no está preparado, comienza una lucha de la cual salen otros graves problemas. Pero esto es otro post.
La presión de «competencias»
El control de esfínteres no es el único «caballito de batalla» de los colegios para ejercer presión sobre los menores. También viene la presión de competencias y habilidades que, según no se que estudio ni baremo, deberían ir cumpliendo nuestros hijos, al cabo de cada curso escolar, como si de formulas matemáticas se tratará la educación: cómo si todos los niños y niñas aprendieran de igual forma y en los mismos tiempos y como si todos los niños tuviesen las mismas aptitudes, gustos y destrezas. Es decir, como si fueran todos «hechos con el mismo molde».
A los tres años, «todos deben saber coger el lápiz de forma adecuada y realizar trazos, no salirse de la línea, … bla, bla, bla». La famosa «grafomotricidad». Y si cumplido el curso de 3 años no lo ha logrado, se le «sugiere» a los padres «refuerzo psicomotor». Entonces el primer curso que debería ser el año de los descubrimientos, del relacionarse con iguales, de explorar, de jugar y jugar y jugar, se convierte en una pesadilla, si por alguna razón tu hijo o hija terminado el segundo trimestre, no lo ha logrado.
A los cuatro años, «todos deben hablar bien y pronunciar la «r» y la «RR» y la «Z»… o si no, es porque tiene problemas y te mandan al logopeda; y por supuesto el tema de la grafomotricidad, ya tiene que ser una «competencia adquirida» porque a ésta edad ya deben saber escribir su nombre y unas cuantas palabras más «sin ayuda».
A los cinco años, «todos deben saber ya leer y escribir», porque pasarán a primaria y ya tendrán que ser capaces de leer en voz alta y «sin titubeos» y si acaso tu hijo o hija no lo ha logrado, pues entonces es la hora de hacerle las «pruebas de inteligencia y desarrollo», no vaya a ser que tenga algún tipo de «retraso» o «déficit de atención».
A los seis años, «el nivel de comprensión lectora debe ser amplio y la lectura fluida y desde luego saber sumar, restar y de ser posible con dos cifras y llevando». Y de aquí y en adelante, todos medidos de igual forma, porque la «educación y el aprendizaje son un proceso estandarizado».
Pero claro, estando a la cola de la OECD en educación, «no podemos permitirnos no presionar y exigir a nuestros pequeños mayor rendimiento académico». (Ja, ja, ja. Por si no nos hemos enterado, los finlandeses no aprenden a leer hasta los 7 años, y eso de la grafomotricidad, es una competencia que desarrollan no que adquieren, gracias a los estimulos creativos y libres. Pero bueno, por algo son finlandeses, no? )
Señores profesores, educadores y padres: la infancia debería ser la época más feliz de la vida y para que esto sea posible debe haber un ambiente que respete a esos pequeños miembros de la sociedad, sus ritmos y sus tiempos. Pobre criaturas, pobres nosotros adultos con ese bagaje de presiones, obligaciones y faltas de respeto con los que hemos crecido y a los que hemos, bien o mal sobrevivido. Pero ahora que somos más consientes de que existe un modo más respetuoso de hacer las cosas, es nuestro deber como padres, exigir respeto hacia los tiempos y ritmos de nuestros hijos e hijas.
La vida es muy corta, y la infancia en proporción es la etapa de menor duración… así que, dejemos de presionarlos, respetémosles un poco más, ¡por favor!
Yo me quedo alucinada con estas cosas. Luego nos quejamos de que el mundo está patas arriba, ¡si lo hemos puesto nosotros! Ya desde la guardería empiezan las presiones con la alimentación y la estimulación temprana les mete en ee círculo de aprender cuanto antes aunque sea mal. Así pasa, aprenden a leer a los cinco pero a los quince no saben sacar la idea principal de un párrafo, que lo he visto yo con estos ojitos. Pedimos respeto a la diferencia pero obligamos a un niño a repetir y cambiar de compañeros porque no pronuncia bien la erre, que le pasó a una amiga hace muchos años. Esto, todo lo que estamos haciendo con los peques, es un gran sinsentido.
Pues como es exactamente lo mismito que yo pienso, me guardo tu entrada para cuando me pregunten por qué no estoy de acuerdo con el "sistema educativo". Más que nada porque aunque yo lo intentara con todas mis fuerzas, jamás saldría algo tan coherente.
Mi hija nació en noviembre, me parece casi imposible que tenga el mismo nivel de desarrollo, en cualquier sentido, que sus compañeros nacidos en enero… Tienen el doble de recorrido! Así que no, que no pienso sucumbir, que pelearé si hace falta, pero mi peque controlará los esfínteres cuando ella esté preparada, no cuando me digan unos profesores que no la conocen de nada.
Gracias una vez más, Cata, por ser la voz
Estoy muy deacuerdo! Ademas, en una misma clase de P3 los niños pueden llevarse un año de diferencia de edad, que no es poco!! Mi futuro bebe nacerá en diciembre, ¿a que edad tendre que quitarle el pañal para que al entrar en cole ya lo domine?
Con la mayor no fué dificil, pero ¿quien me dice k con este sera igual?
Muchas prisas xa hacerles aprender al principio y luego no hay mas que fracaso escolar! Una pena. Muy buena entrada
Gran post, justo ayer tuvimos una charla de operación pañal que nos dio "crecer juntos con arte" gracias y recalcaba lo que tú señalas. Como los colegios y guarderías muchas veces presionaban a los padres y todo el proceso resultaba complicado, traumático… cuando no debería ser así. Con el tema colegio no tengo experiencia personal pero lo que veo en mi entorno español refleja bien lo que tú señalas, y es ciertamente triste. Un besazo
Bueníiiiiiiisimo!!!!!
Comparto con tu permiso.
Muy de acuerdo contigo Cata
Llevo varios dias pensando lo mismo que acabas de exponer: que si a partir de cierta edad hay que quitarles el chupete, el pecho, el bibe, el paňal…
Los mayores les damos atajos a nuestros hijos para nuestra propia comodidad (el chupete y el pañal desde luego lo son), y luego nos emperramos en quitarselos por todos los medios cuando a nosotros nos da la real gana ( o a los pediatras o profesores…), en lugar de pensar en la madurez del niño.
Yo tengo claro que si mi hijo no llega a tiempo al control de esfinteres, ire a hablar con la profesora y le contaré la milonga que haga falta, pero desde luego no voy a presionarle ni permitiré que le presionen.
Me encantó tu post!!
de acuerdo! mi hija nació a finales de diciembre.tengo asumido que habrá niños que le lleven un año, porque lo veo ya en la guardería,pero ya pueden decir misa que quien mejor la conoce es su madre, y por mi parte no tendrá esa presión
y digo yo, si al cole le dices que no te da la gana de quitarle el pañal, ¿qué pasa?. Tengo entendido que legalmente no puede pasar nada así que animo a todos a tomar esa actitud de desobediencia, será la manera de cambiar las cosas.
Totalmente de acuerdo! !
Te sigo, me sigues? ?
http://aidaerian.blogspot.com.es
Gracias
De acuerdo con los temas de madurez, totalmente en descuerdo con el primer párrafo. Una cosa es respetar sus ritmos y otra es educar para vivir en sociedad. Luego nos quejamos de que hay salvajes en lugar de niños. Es más fácil decir sí y permitir que limitar y educar.
El tema de la escritura lo llevo francamente mal. Mi hija, que cumplió 4 en abril ha aprendido a escribir su nombre, y es complicado, porque además de largo, tiene una tilde al revés. Pero aparte de esas cositas, niñas en su clase sabían escribir su nombre y más palabras desde principio de curso. Yo… No le doy más importancia de la que tiene, pero no puedo evitar pensar que a lo mejor, he fallado en inspirarle la curiosidad que hay que demostrar para querer escribir. No sé. Estoy muy orgullosa de ella, porque reconoce las letras desde bien pequeña, tanto las mayúsculas como las minúsculas, pero parece que no quiere ir más allá. Es solo una impresión mía, y estoy segura que este verano dará un cambio, y sino en el curso que viene.
Besos